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Repentinamente un día, después de una gran turbulencia emocional, horas de depresión, llanto y dolor profundo, desperté ligera y libre, como si hubiera renacido de las cenizas, para darme cuenta que desde aquel momento empecé a vivir y ver la vida desde el plano del alma. Un velo que tenía sobre mis ojos se había caído y toda mi perspectiva sobre la vida cambió. Desde aquel momento pude ver y sentir la verdadera realidad sobre muchos aspectos de nuestras vidas como seres humanos.

Una vez se haya experimentado “el salto a la perspectiva del alma”, , también llamado: “Despertar Espiritual”; un cambio abrupto inicia en la forma de vivir la vida; la verdad sobre los aspectos en los que nos enfoquemos, empieza a aflorar en nuestro ser desde adentro, como si tuviéramos acceso a un internet interno, a la base de datos de sabiduría que está dentro de cada uno.

Las estructuras sobre las que vivimos nuestras vidas son falsas

Cuando logras dar “el salto a la perspectiva del alma” puedes ver con total claridad que nuestras vidas humanas se han construido sobre mentiras, falsas creencias y fantasías que sostenemos y a las que nos aferramos, actuamos de manera automatizada debido a que creemos que esas estructuras bajo las que organizamos nuestras vidas son reales, es así que ninguna persona se escapa de vivir conflictos, tristezas, estrés, depresión, etc.; en algún momento de sus vidas. Al haber construido una existencia sobre mentiras y falsas creencias, la humanidad siente que la vida carece de sentido y la paz no es un estado sostenible para nosotros como personas ni a gran escala en el planeta.

Vivir desde la verdad

Cuando logras dar “el salto a la perspectiva del alma” comienzas a vivir plenamente, vivirás desde la verdad de ti mismo, desde quien realmente eres y notarás como te has autosaboteado constantemente a lo largo de tu vida, ya no te engañarás viendo solo lo que querías ver, verás las cosas tal cual son. Por ende dejarás de perseguir cosas, personas, situaciones que en realidad creías querer y/o necesitar, descubrirás que ya no las quieres ni las necesitas y que no tenían la importancia que les dabas.

Las situaciones difíciles o dolorosas que se presenten en tu vida ya no tendrán todo el poder sobre ti, aprenderás a aceptar el dolor, vivirlo, entender cómo y por qué has creado esa situación, podrás ver el objetivo de aprendizaje y lo disolverás sin ahogarte en él. Vencerás y trasmutarás con mayor facilidad los retos que se presenten en tu vida.

Al vivir desde la perspectiva del alma:

  • Te vuelves autosuficiente
  • Vives en aceptación plena de los hechos o eventos difíciles o dolorosos que se presenten en tu vida, tus seres queridos, alrededor tuyo o en el mundo
  • Vivirás sin expectativas sobre las personas y sus acciones
  • Ya no te mientes a ti mismo ni a los demás
  • Eres transparente
  • Ya no persigues nada, más que ser un mejor ser humano
  • Ya no deseas mas nada que permanecer en la paz a la que has llegado a experimentar
  • Ya no tienes expectativas ni reclamos sobre las acciones de los demás
  • Eres pura compasión por el mundo, la humanidad, por todos los seres vivos
  • El tener ansiedad sobre el futuro en cualquier aspecto de tu vida desaparece
  • El dolor del pasado ya no tiene poder sobre ti
  • Amarás estar contigo mismo
  • Vivirás lo que es la verdadera libertad

Casi nada te afectará de la misma manera que al vivir desde el ego, ya no te impactarán los eventos negativos como solían hacerlo.

Cuando alguna situación externa se presenta para molestarte o cuando alguna persona quiere ofenderte, estás protegido como detrás de un campo de fuerza invisible, ya no te afectan los golpes de tu agresor, ya no te tocan, porque vives desde el alma y desde allí puedes ver el dolor de tu atacante, puedes ver y comprender que él sufre y que es su dolor no sanado quién aparece en forma de ataque, es su ego no su alma, su alma es igual a ti y el atacante también eres tú.

Vivir sin expectativas es vivir en plena y verdadera libertad

La confianza en la vida se potencia día tras día

Entonces ya no hay más temor ni ansiedad, sabes que lo que es para ti vendrá y lo que no llega o lo que se va de tu lado es lo mejor que puede pasarte. Entonces cuando sueltas y confías, aunque los desafíos continúen, tu actitud ante ellos cambia y todo se resuelve fácilmente. Podrá haber dolor en alguna situación que debas enfrentar, pero no habrá sufrimiento, ni crearás más traumas, habrá una fortaleza y voluntad que crece en ti, ella te acompaña, ya no hay nada que temer o necesidad de aferrarse a ideas, personas, situaciones etc. Vivirás en la plenitud del presente y confiando en la vida.